Menos de la mitad de los adultos jóvenes con niveles severamente altos de lipoproteína de baja densidad (LDL-C), o colesterol “malo”, comienzan a tomar una estatina dentro de los cinco años posteriores a la primera medición elevada de LDL-C, según un estudio publicado en JACC, la revista insignia del Colegio Americano de Cardiología.
El estudio fue también presentado en las Sesiones Científicas 2025 de la Asociación Americana del Corazón.
Se recalca en esta investigación que la Guía de Colesterol ACC/AHA 2018 recomienda una estatina en pacientes con LDL-C superior a 190 mg/dL y estos hallazgos destacan brechas significativas en la atención del manejo lipídico entre adultos de 18 a 39 años, especialmente aquellos con alto riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica (ASCVD) prematura.
Los investigadores analizaron datos de 771,681 miembros de Kaiser Permanente Southern California, de 18 a 39 años, que tuvieron su primera medición elevada de LDL-C entre 2008 y 2020. Los participantes se estratificaron por niveles de LDL-C y grupos con alto riesgo de ASCVD, y se hizo seguimiento de pruebas posteriores de LDL-C e inicio de estatinas a uno, dos y cinco años.
Entre los hallazgos se resalta que:
- Entre quienes tenían LDL-C ≥190 mg/dL, solo el 28.4% inició una estatina dentro de un año, y solo el 45.7% en cinco años.
- Entre quienes tenían LDL-C de 160–189 mg/dL y alto riesgo de ASCVD a 30 años, el 25.3% inició una estatina en un año, aumentando a 46.4% en cinco años.
- Las pruebas de seguimiento de LDL-C dentro de un año disminuyeron del 52.5% en 2008 al 35.4% en 2018 entre individuos de alto riesgo.
- El inicio de estatinas en un año también disminuyó del 31.7% al 20.1% para quienes tenían LDL-C de 160–189 mg/dL y alto riesgo, y del 36.5% al 12.6% para quienes tenían LDL-C ≥190 mg/dL.
Harlan M. Krumholz, MD, SM, Editor en jefe de JACC, sostuvo que los hallazgos destacan cuán a menudo se pierden oportunidades de prevención, y que para muchos adultos jóvenes, el colesterol LDL elevado marca el inicio de una exposición prolongada al riesgo cardiovascular.
“Al identificar y abordar estas brechas temprano, podemos cambiar la trayectoria de la enfermedad cardíaca a lo largo de la vida”, afirmó.
Las personas con LDL-C elevado tienen más probabilidades de sufrir un infarto o un accidente cerebrovascular. Más de la mitad de los adultos jóvenes en EE. UU. presentan niveles elevados de LDL-C (por encima de 100 mg/dL), pero son significativamente menos propensos que los adultos mayores a conocer sus niveles de colesterol o recibir el tratamiento recomendado.
Este estudio es uno de los más grandes hasta la fecha que examina patrones reales de pruebas de LDL-C e inicio de estatinas en este grupo, se indica.
“Nuestros hallazgos subrayan que la adultez temprana es una ventana crítica para la prevención, y que identificar estas oportunidades para una intervención más temprana es esencial para reducir el riesgo cardíaco a lo largo de la vida”, señaló Teresa N. Harrison, SM, investigadora en Kaiser Permanente Southern California Department of Research & Evaluation, y autora principal del estudio
